Cuando la puerta se abrió y las largas y distantes conversaciones se transformaron en palabras pronunciadas entrecortadamente en el umbral, cuando las fotografías se hicieron presencia de gestos nerviosos y piel húmeda y llegó la certeza de los abrazos, los besos, las caricias y las miradas silenciosas, entonces, sólo entonces, el coleccionista de momentos supo que todo lo pensado, sentido e imaginado era mágicamente real. Al fin, ella estaba allí.
28/9/22
Tiene que llover
Tiene que llover a cántaros... Aquella vieja canción sonaba en la radio del coche mientras, afuera, llovía a cántaros. Ella conducía y él buscaba su mano al cambiar de marcha. Una caricia furtiva entre las miradas a los ojos y la carretera.
Horas antes, también llovió a cántaros. Sobre la ventana de la buhardilla las gotas caían golpeando al ritmo acompasado del movimiento de sus pieles. Ha de llover. Infinitamente.
12/9/22
El Casino
Ahora que todavía el sol invitaba a salir, acostumbraba a presentarse a media mañana en el Casino y tomarse un café.
—Mediano, largo de leche, por favor. Gracias.
Leía la prensa, saludaba a los vecinos que pasaban junto a ella y contemplaba sin prisa el viejo edificio. Todo tan normal... A veces, ser feliz sólo requiere de respiración lenta en la mañana y agitada en la noche. ¿Para qué más?
11/9/22
El marcapasos
La urgencia se produjo, como es habitual, de improviso. La médica ordenó el traslado al hospital y la mañana pacífica se transformó en horas de incertidumbres. Ingreso, diagnóstico, valoraciones y decisión final: había que implantar un marcapasos.
Dos días después, ella y su marcapasos convivían armónicamente. Los demás, hechos a sus exigencias y reclamaciones constantes, tuvieron claro que, a sus años, los pasos de su vida sólo los marcaba ella.
9/9/22
La margarita
Había muchas, crecidas bajo aquellos árboles. Cogió una y comenzó a deshojarla. Sí, no, sí, no, sí… Los pétalos caían… La pregunta permanecía inmóvil en su pensamiento, esperando la respuesta. Y tras el signo de interrogación, lo veía a él.
Creyó intuir el resultado. Pero el arrancar el penúltimo,
vio que debajo quedaba sólo medio pétalo, comido quizá por algún insecto. “Ese
no vale”, pensó, tras decir el último sí.
7/9/22
La encrucijada
Elegir un camino significa no escoger otro. No es una obviedad, sobre todo cuando se llega a una encrucijada y lo vivido hasta ese momento no nos sirve para tomar una decisión.
Es lo que le ocurrió a ella. Hasta entonces todo había sido fácil. Quizá, demasiado. Y pensó que en la dificultad encontraría una felicidad distinta. Cuando, siguiendo su elección, llegó hasta el borde del abismo, no pudo regresar.
28/8/22
El algoritmo
Era usuaria de las páginas de contactos. Él también. Ella no pasaba de cuatro frases en las conversaciones con sus “Me gustas”. Lo soez y lo explícito la retraían. Él hablaba fluidamente. Era un tipo educado. A pesar del algoritmo, nunca llegaron a cruzarse.
Ella toma un café sentada a la barra. Se le cae el bolso. Él lo recoge y se lo entrega. Los algoritmos son, aún, muy deficientes.
Bórrala
Le mandó una fotografía. El siguiente mensaje fue “Bórrala”. Pensó entonces que o podía no haberla enviado o que, si ella quisiera, la eliminaba rápidamente con un clic, haciendo efímera su contemplación. Pero no hizo nada. Él, tampoco la borró.
Cuando, tiempo después, se vieron con la promesa de compartir insomnios, él comprobó que aquella imagen, remitida semanas antes, no se correspondía con la realidad. Ella era mucho más bella.