Cuando los vigilantes dijeron que no podía hacer eso, el anciano ni se dignó en mirarlos. Al llegar la policía municipal, los paró argumentando que en absoluto estaba haciendo uso privativo del espacio público. Sólo cuando se presentaron ocho efectivos de la policía nacional fue desalojado.
Los allí arremolinados tuvieron opiniones divididas. Los más mayores defendieron el derecho a levantar muros de arena con concertinas en primera línea de playa.
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© JM Jurado