-¿Por qué siempre eliges el
silencio?
-Siempre no. No seas exagerada...
-Sabes que callar tiene sus consecuencias.
-Lo sé. Hablar también las tiene.
Ella, a horcajadas sobre él, también hizo uso del silencio.
Lo miró, lo besó lentamente y dejó que la mudez se abriera paso entre sus
cuerpos de pieles confundidas y caderas desobedientes. Tiempo después, sonrió
como sólo ella sabía hacerlo. Sin duda, el silencio tenía sus consecuencias.
55 #setentapalabras
© JM Jurado