En la plaza, la música y las
risas eran atronadoras. Tras las máscaras y los disfraces se resguardaban los
miedos y los recelos.
Al cruzarse entre la multitud, su rostro blanco de clown
se quedó detenido ante el antifaz rojo de la lanzadora de cuchillos. Tuvo la
certeza de que no la conocía y el convencimiento de que debía besarla.
Cuando
el puñal atravesó su corazón, ya todo fue irremediable.
56 #setentapalabras
© JM Jurado