Aquella fue
la batalla definitiva. El fuego del dragón parecía salir de los mismos
infiernos. La espada del héroe se mostraba más grande y afilada que nunca.
Ninguno de los dos consentiría la derrota.
Pero
las leyendas han de permanecer indemnes en la memoria: el héroe terminó
clavando el hierro en el corazón del dragón.
La
princesa, espectadora del duelo, lloró durante doscientas lunas la pérdida de
su verdadero amor.
44 #setentapalabras
© JM Jurado
#historiasdeamor