A todos extrañó que, siendo
mediodía, la luz permaneciera encendida.
—Vaya
gasto inútil —dijo uno.
—Como se nos funda, ya verás… —apuntó pesimista otro.
—Es que este hombre ya está
mayor —sentenció
un tercero.
—Algo ha pasado —pensó la pescadera en la
lonja.
Tras varios días sin
volver a saber del farero, nadie llegó a sospechar lo peligroso que es escuchar
en la madrugada cantos de sirena desde el acantilado.
34 #setentapalabras
© JM Jurado