Repaso por enésima vez la maleta y esa sensación de “algo se
me olvida” no desaparece. La ropa está, los cuadernos están... Están los libros
que no volverán… Las vibraciones del teléfono no paran desde hace rato con los mensajes
que llegan desde Glasgow, desde Valencia, desde Bilbao... ¿A todos se nos
estará olvidando algo? Entonces, como una advertencia, el siguiente mensaje
llega desde Sao Paulo.
A miles de kilómetros, en Campinas, las imágenes de risas y músicas
que llenan la pantalla narran una despedida que suena a agradecimiento mutuo. Unos
han ido allí a intentar abrir puertas y ventanas hacia un futuro mejor y otros
han abierto sus casas para recibir la esperanza. Todos, sin duda, han abierto
sus corazones. Los compañeros y compañeras de INVOLVE en Brasil, después de
quince días de entrega, están cerrando la primera etapa de esta aventura
solidaria que, para mí, ha de comenzar mañana en Ciudad de México. Aunque lo
importante, en ambos lugares, vendrá después, cuando se comiencen a levantar
los cimientos que nosotros vamos a iniciar.
La sensación de olvido ha desaparecido. Lo que no recordaba
ya lo llevaba puesto: una inmensa ilusión con la que ofrecer lo que puedo dar.
Ya puedo cerrar la maleta.