17/8/16

El inglés es agotador. INVOLVE. Día 4


Comenzar el día cantando ¡Cumpleaños feliz… Happy birthday to you… Estas son las mañanitas…! en un popurrí sin solución de continuidad, es una forma magnífica de empezar la jornada. Laura, nuestra nueva amiga mexicana, no pudo ni quiso evitar la emoción… Sin duda, es estupendo iniciar el trabajo con una inyección de energía que, por cierto, no sabíamos que más tarde íbamos a necesitar…

    Ninguno de los voluntarios hemos llegado hasta México exhibiendo un carnet de superexperto en programación y aplicaciones ofimáticas. Ni nuestra labor aquí consiste en formar aceleradamente a los chicos y chicas que acuden a las clases con entusiasmo y expectación. Además de carecer de sentido, esa labor será desarrollada a lo largo de casi un año por sus profesores, con el ritmo y la atención que el aprendizaje requieren. La única exhibición que los voluntarios hemos hecho para obtener el pasaporte hasta este rincón de Ciudad de México, muy alejado de las rutas turísticas, es la del profundo deseo de ayudar, una palabra muy manoseada pero que recupera todo su significado cuando un gesto, una palabra de ánimo, una risa, una sencilla explicación y hasta un silencio mientras se escucha la dureza del relato de la vida que transcurre fuera de las aulas, se convierten en alimentos para la esperanza. Ser escuchado es, muchas veces, lo único que alguien necesita. Quizá sea esa una de nuestras misiones, escuchar y comprender.

    Es posible que de estos grupos de jóvenes terminen saliendo auténticos superexpertos en diseño gráfico pues hoy, al poner en sus manos las herramientas de Gimp, han demostrado un enorme interés. Quizá, sólo quizá, es que tener la posibilidad, mediante la manipulación de imágenes, de colocarse al lado del ídolo musical que a una, o a uno, le hace suspirar, es un motivo suficiente para centrar la atención. Por algo se empieza…

    Y volviendo a la energía acumulada al inicio de la mañana… Estudiar un nuevo idioma suele ser una tarea ardua, pero… ¿es posible que pueda llegar a ser agotador aprender inglés? Eilidh y Martin demostraron que sí. Sólo hace faltar correr, gritar y bailar una y otra vez con cada palabra o frase aprendida. Energías perdidas, agotador… y divertidísimo.