El prólogo de ayer ha dado paso al esperado primer capítulo y
todo comienza a encontrar su sitio en este espacio dedicado a construir una
ilusionante esperanza. Los voluntarios y los alumnos ya formamos equipos de
trabajo ante los ordenadores; las ganas de enseñar y, sobre todo, un voraz
apetito por aprender, se han adueñado de la atmósfera del aula y la barrera del
idioma se diluye para los compañeros escoceses en esa onda de cooperación de la
que todos formamos parte.
Con una asombrosa facilidad, como si el trabajo de hoy fuera la
continuación de algo ya iniciado con anterioridad, como si enseñar y aprender
sobre Gmail o Picasa fuera la siguiente lección a otras ya dadas, el ímpetu por
crecer entra en los chicos y chicas a través de una permeabilidad asombrosa, con los poros abiertos para recibir lo que podemos ofrecerles en nuestra completa
entrega. Y aunque los niveles de conocimientos sean dispares, no importa, todos
están deseando recibir nuevos conocimientos.
Y hoy lo han hecho, también, con la diversión y las risas que
Marian y Xelu han conseguido levantar en un tema serio: hacer un currículo para
llamar a las puertas del futuro. Educarse y formarse o es divertido o no es.
Todo comienza a encontrar su sitio. O casi. Porque de la misma
forma que la alegría de los chicos y chicas es patente durante toda la jornada,
hoy, cuando ésta se ha acabado, ya hemos encontrado muestras de cómo es posible
mezclar el entusiasmo por la continuación del día siguiente con la tristeza de
que nuestra presencia tiene un final… Y es el primer día.