La mayor de sus ilusiones
fue siempre tener una casa grande. Cuando, tras mil sacrificios, entró por
primera vez a su nueva y enorme vivienda, se sintió la mujer más feliz del
mundo.
Cuarenta y seis años
después, ahora que se aproxima su primer centenario, sabe que todos aquellos esfuerzos
merecieron la pena. Hoy, sus seis habitaciones le permiten despistar a la
muerte durmiendo cada noche en una de ellas.
13 #setentapalabras
© JM Jurado