Al astrofísico le esperaban
veintiocho días de encierro, de contemplación de los oscuros cielos desde el moderno
observatorio situado en lo más alto de la montaña. Su telescopio, su máquina
del tiempo, le permitiría ver lo sucedido hace miles de años y buscar las
respuestas en el firmamento.
Desgraciadamente, tanta tecnología era incapaz de dejarle ver lo ocurrido ayer, cuando aún contemplaba a su estrella amada, dejada en el llano.
10 #setentapalabras
© JM Jurado