4/11/16

¡La Escuela, unida, jamás será vencida!


“¡La Escuela, unida, jamás será vencida!”. Con este grito de Torbellino Teresa, proclamado desde el escenario del Teatro Regio, se inició el arrebato final de las III Jornadas Educar para Ser. El eco de los largos e intensos aplausos empezó a extenderse desde Almansa hacia el noroeste y llegó hasta O Pelouro, en Tui, con Teresa, Laura y Rodrigo sumergidos en una danza inagotable. Recorrió la costa cantábrica y entró en Amara Berri cogido de las generosas manos de Elena y Emilio para, desde Donostia, viajar en paralelo a los Pirineos camino de Sadako en Barcelona, donde Jordi y James convertían en twitts la emoción. Un instante después, en una conexión inconcebible para algunos, el eco se hermanó con Madrid para que, desde Ashoka, Simón lo acomodara dentro de su gran proyecto y Ángel y Gregorio, en medio del patio del Padre Piquer, escucharan esta resonancia que no cesa. La misma que viajó a Valencia, Alicante, Murcia, Albacete, Almería, Zaragoza, Jaén, Ciudad Real, Guadalajara, Cáceres... acompañando el ánimo renovado y la ilusión incombustible de los más de trescientos amigos y amigas que compartieron durante dos días este maravilloso encuentro del “sí es posible”. Unos aplausos que sonaban como latidos acelerados, como llamadas al despertar, como acústica de la esperanza.

Hemos vivido este fin de semana la constatación de las múltiples formas en las que la pasión puede manifestarse. Se ha estado paseando entre las butacas del teatro transformándose en risas y llantos, en apuntes y reflexiones, en experiencia y deseo. Ashoka y nuestras escuelas ChangeMaker, así las sentimos, han repartido medicina sin pastillas ni pinchazos, sólo con la palabra y la agitación de la conciencia. Medicamentos que llevan el nombre de cooperación, creatividad, comprensión, coexistencia, compromiso, competencia… todos con c de corazón.

Han pasado ya varios días y seguimos recibiendo mensajes, correos y paradas en la calle diciéndonos que las Jornadas han sido magníficas. Y no porque desde la organización pusiéramos el alma en hacer algo que creemos bueno e importante, sino porque lo vivido en común en esos días, en este momento está distribuyéndose por toda nuestra geografía como una chispa que ha de encender el cambio del modelo educativo que ya no nos sirve.

Permitidnos que quienes nos encontramos comprometidos con hacer de Educar para Ser un pequeño motor de transformación, nos sintamos durante unos momentos profundamente orgullosos por lo que hemos hecho y ofrecido e inmensamente ilusionados por trabajar en las próximas Jornadas. A todos los que estuvisteis, a todos los que nos seguís, a todos los que creéis que nuestro sistema educativo ha de cambiar, a todos los que cada día trabajáis por una escuela mejor y diferente… ¡GRACIAS!