Con la llegada
del lunes, el paso del tiempo comienza a mostrar la rotundidad de la evidencia.
Cada jornada es intensa, las horas no se cuentan mientras transcurren… pero se
van sumando y ya estamos en el comienzo de una cuenta atrás en la que nadie quiere
pensar.
Las clases han
continuado, hoy, con el abordaje de Skype que, a pesar de las dificultades impuestas
por un wifi rebelde, ha permitido colar el entretenimiento en la parte más o
menos académica de la formación. Las videoconferencias se cruzaban de mesa a
mesa, de ordenador a ordenador y las conversaciones parecían tener eco al
escucharse casi al mismo tiempo por los altavoces y desde la propia voz de los interlocutores. Ya
quedó dicho, aprender ha de ser divertido. Los reencuentros al comienzo y las
despedidas al final se mantienen como la exposición de un amplio catálogo de besos,
abrazos y cruces de manos y, en los intermedios, los bocadillos siguen
consumiéndose con verdadero deleite entre risas y confidencias, alimentando ese
compañerismo que habla de la existencia de una auténtica amistad.
La segunda
lección de inglés, con todos los voluntarios escoceses exaltando las virtudes
de su tierra, volvió a ser un éxito de crítica y público, un símil taurino de extraño
paralelismo, pero que resume claramente lo sucedido.
Se acerca el
martes. Llegará el miércoles. El calendario no perdona… Algunas cosas han de
terminar para dejar paso a nuevas experiencias. Saber que todos ellos continuarán
estos estudios es motivo suficiente para mantener viva la alegría.