30/9/15

Madrid



No existe Madrid sin su cielo en tu piel, 
sin su inconcebible silencio 
a este lado de la ventana.

Sin ti, no hay semáforos en verde 
en los cruces de las avenidas 
y las aceras de mi estrecho barrio 
se inclinan para decirme 
que subir o caer 
viene a ser lo mismo.

Ahora, en las calles que un día perdí 
y tú volviste a hacer mías, 
ascienda o me precipite, 
siempre doblo las esquinas 
esperando encontrarte.

Mis sueños acobardados se apearon
antes de llegar a nuestra estación. 
Huyeron al lugar de las renuncias. 
Se llevaron en la maleta 
las sábanas sin estrenar 
y las caricias guardadas 
para dejarlas entre paréntesis 
en los bancos de cemento.

He de volver a Madrid. 
Contigo. 
Sólo así podré encontrar 
lo que dejamos prendido 
en la barandilla de aquel patio.

© JM Jurado