18/8/22

La invitación


—Deja que sea yo quien te invite —dijo ella. 

Se trataba de una promesa, no de hacer malabares para sacar la cartera antes que el otro. No había nada que pagar, por el momento. Sólo se miraban en las pantallas de sus teléfonos compartiendo risas, silencios y algunos pensamientos que, todavía, no podían ser captados por el wifi.


Días después, pagaron a medias. También, a medias, compartieron una madrugada interminable.


120 #setentapalabras

© JM Jurado