A los dos minutos de subir su fotografía a la red social, ella se encontró con un “Me gusta” y cuatro mensajes privados explícitos de aquel desconocido. No hizo ni caso. Una hora después, él volvió a insistir.
-Perdona, estoy con un amigo -mensajeó ella.
-Yo estaría siempre contigo.
-¿Quién eres?
-Quien te hará sentir como una musa.
Ella, tras bloquearlo, pensó que la poetización del acoso era especialmente repugnante.
97#setentapalabras
© JM Jurado