22/3/21

Venus recreándose en la Música

Él no podía dejar de mirarla. Ella lo sabía y sentía en el rubor de su rostro cómo sus ojos calentaban su piel desnuda. Pero aquel no era el sonrojo de una disimulada timidez, sino el deleite del poder frente a la dominada voluntad enardecida.

Cuando ella se despojó de sus ropas pidiéndole que acompañara su descanso con músicas, él recordó que las diosas nunca son condescendientes con el deseo.

87 #setentapalabras
© JM Jurado