La primera vez fue un cruce de miradas. En la segunda
creyeron reconocerse y él siguió con los
ojos su espalda. El intercambio de unas breves sonrisas completó la tercera. En
la cuarta no dejaron de buscarse desde la distancia de sus mesas.
En la quinta, él, al ir a salir precedido por su esposa, pasó disimuladamente la mano sobre el hombro de ella. Su marido no se dio cuenta.
76 #setentapalabras
© JM Jurado