—Mira lo que te he preparado, papá.
Le entregó una copa con un sorbo de su brandy y puso en
marcha el equipo de música. “Están clavadas dos cruces en el monte del olvido...”.
La memoria del paladar hizo recordar al anciano cómo rodeaba la cintura de ella
cuando los dos bailaban. “Era muy bella”, pensó sonriendo. Con la última nota, apuró el
licor. Entonces, preguntó:
—Y tú, ¿quién eres?
75 #setentapalabras
© JM Jurado