Veni, vidi, vinci...
No fue inmediato, pero todo hacía prever que sucedería, aquellos signos no
dejaban dudas. “Yo no cambio a las personas”, dijo ella. Pero entre ambos las
palabras fueron enmudeciendo. “Agradezco y recuerdo cada instante que hemos
vivido”, repitió sin que él preguntara. Pero lo decía usando un presente que
sonaba a pasado.
Un día, ella viajó para verlo. Fue entonces cuando el sustituto
llegó, vio y venció.
63 #setentapalabras
© JM Jurado