Frente al espejo, antes de salir a la calle, se
dijo:
-Si la soledad fuera tiña, serías tiñoso.
No
dijo nada de la envidia, no sentía que fuera el caso. ¿O sí? Se terminó de
arreglar lo poco que podía arreglar. Lo esperaban.
Charló,
sonrió, pisó las aceras al mismo paso que sus acompañantes. No estuvo solo,
pero la soledad, a veces, no es lo contrario de estar en compañía.
52 #setentapalabras
© JM Jurado