En la farola plagada de papeles
con flecos llenos de números de teléfono, uno de los anuncios llamó su
atención: “Hijo, vuelve pronto”. Intrigado, arrancó una tira y llamó.
Enseguida, una tristísima voz femenina contestó:
-¿Eres tú, hijo mío? Por fin…
-Lo siento, señora, me equivoqué.
Colgó asustado, desconcertado. Segundos después, recibió una llamada. No respondió. Pero el número del papel no dejó de sonar angustiosamente durante todo el día.
-¿Eres tú, hijo mío? Por fin…
-Lo siento, señora, me equivoqué.
Colgó asustado, desconcertado. Segundos después, recibió una llamada. No respondió. Pero el número del papel no dejó de sonar angustiosamente durante todo el día.
25 #setentapalabras
© JM Jurado