Cuando
distintas personas, desde distintos lugares del planeta, ponen en marcha sus
energías para hermanarlas en un objetivo común, parece que las geografías se
hacen más pequeñas y, aunque las distancias en los mapas continúan siendo igual
de grandes, dejan de medirse en kilómetros para pasar a calcularse en ilusiones
y fuerza común.
Algo
así ha comenzado a suceder esta mañana, se ha prolongado durante todo el día y
no dejará de suceder en los próximos quince. Casi al mismo tiempo, una única
energía ha unido Glasgow, Bilbao, Talavera, Cartagena, Valencia, Almansa, Sevilla
y Madrid para tomar cuerpo en esta última ciudad. Poco después, en Sao Paulo y
Nueva York ha ocurrido algo similar y, desde los tres puntos, el ímpetu
solidario y la fortaleza del voluntariado de INVOLVE ha terminado
concentrándose en su nuevo destino: Ciudad de México.
Ya
estamos en marcha. Nuestra energía se mueve. Mientras los compañeros que han
desarrollado su magnífico trabajo en Sao Paulo regresaban a sus hogares vacíos
de abrazos -se les quedaron todos allí- y plenos de orgullo, los voluntarios
con destino a México hemos subido a los aires para atravesar la noche atlántica
y continuar su labor.
Las
maletas, cerradas ayer, van cargadas de semillas. Comienza la plantación de ilusiones
y anhelos que han de crecer durante todo un año.