Que en este país los cainitas son legión ya lo sabíamos. También sabemos
que algunos, ante la expresión disidente, son capaces de rasgarse las vestiduras, darse golpes de pecho...
¡La escuela, unida, jamás será vencida!
¡La Escuela, unida, jamás será vencida!”. Con este grito de Torbellino Teresa, proclamado desde el escenario del Teatro Regio, se inició el arrebato final de las III Jornadas...
Nuestra inmensa pequeñez se reconoce en un último destello, justo antes de la muerte de la luz. Creemos caminar como faros armados de piernas...
Nosotros, los europeos occidentales que nos creemos garantes de las libertades universales y, al mismo tiempo, desviamos la mirada ante el crecimiento de los partidos fascistas...