-¿Has estado toda la noche despierto?
-Sí.
Ella le miró a través del vidrio acuoso que todavía permanecía en sus ojos, recién devueltos a la luz, y extendió la sábana que la cubría, arropándolo junto a ella, exponiendo la desnudez causante de aquel insomnio.
-Ven.
Cuando él volvió a sentir el roce de la piel más suave de la creación, supo que había merecido la pena soñar despierto con ella.
95#setentapalabras
© JM Jurado