—Te amo.
—Te amo.
Se lo decían
constantemente. Por la calle, conduciendo el coche, viajando en autobús o cuando
coincidían en el trabajo. Perdían la cuenta de las veces que lo pronunciaban al
estar a solas y, tras entregar sus pieles al conocimiento mutuo, aquellas eran las
únicas palabras posibles.
Un día, ella dejó de
decirlo. Entonces se impusieron los muchos kilómetros y no volvieron a verse en
sus pantallas.
80 #setentapalabras
© JM Jurado