30/8/17

La recta final. INVOLVE, Días 11, 12 y 13


De pronto, en los últimos días los relojes se aceleraron. Para todo faltaba tiempo. Desaparecida la tranquilidad, hasta escribir las crónicas diarias se hizo una labor titánica. Por eso hoy, ya a este lado del Atlántico, cercano a un Mediterráneo apaciguador, recobrado un sosiego que pronto se ha hecho nostalgia, con el recuerdo aún moviéndose ante mí nítidamente, resonando todavía los ecos de las risas y de las palabras cadenciosamente musicales, logro retomar el diario para poner el punto y seguido que, sin remedio, debía terminar llegando.

     Tracy y Carlos nos volvieron a llevar al parque el miércoles y Akbar propuso construir puentes el jueves. Ahora que repaso la obra de Elena Poniatowska, quien da nombre al parque que nos ha visto reír y jugar, y encuentro sus palabras sobre el pueblo silenciado de Ciudad de México, siento que nuestra energía le hubiera gustado. No éramos silenciosos, muy al contrario, gritábamos cómplices con una sola voz la libertad de ser y construir un futuro esperanzador. Y sobre los puentes de Akbar... su aparente fragilidad hecha de popotes mexicanos, pajitas españolas, straws escocesas y norteamericanas y palhinhas brasileñas enlazó los continentes con una fuerza indestructible, la que hemos estado alimentando y afianzando en estas dos semanas y permanecerá a prueba de huracanes y distancias. 
     
     Y llegó el viernes para encontrarnos inmersos en el esfuerzo de ser actores sin serlo. Quisimos ofrecer nuestra ilusión por formar parte de este inmenso equipo transformándola en una representación en el Teatro Cadavieco. Quisimos que la emoción tomara la forma de la sonrisa, como un prólogo a las lágrimas que la despedida anunciaban; que el circo, con sus alegrías y sus penas, diera forma al profundo sentimiento con el que partimos desde nuestros distintos orígenes rumbo a un mismo destino. INVOLVE Circus tomó cuerpo sobre las tablas del escenario y, a pesar del miedo y la incertidumbre que silenciosamente portábamos antes de que se apagaran las luces, el espectáculo de domadores, mujeres barbudas, bailes, malabarismos y otras artes terminó entre vítores y aplausos con una puesta en escena más que digna, a la que se sumaron los compañeros voluntarios mexicanos y que finalizó con la única frase posible y que a todos nos justifica: ¡No dejéis de soñar!

     Al otro lado de la balanza de los ofrecimientos, los amigos-hermanos mexicanos nos entregaron una bellísima canción rapera compuesta en exclusiva para nosotros, un hermosísimo baile mexicano y una energética muestra del impulso que anida en todos y cada uno de ellos. Las emociones ya estaban removidas cuando llegó el momento de entregar los certificados de aprovechamiento a los alumnos y alumnas del año pasado, a los que tanto quiero. Nada me detuvo entonces para subir al escenario y abrazarlos, certificando también junto a ellos la amistad que se inició hace doce meses, que todavía perdura y que se prolongará en el tiempo

     Ahora que nuestra presencia ya es ausencia, ahora que hemos dejado paso al largo curso que les aguarda para ampliar sus conocimientos y tocar con ellos a las puertas y abrir esas ventanas que muestran el futuro, he de confesar, de nuevo, que regresé más humildemente sabio de lo que fui. Allí se me regaló la verdadera esencia de lo que significa la entrega, el germen de la auténtica amistad nacida desde la primera mirada. Di lo que supe dar y recibí mucho más de lo que nunca sabré transmitir. A todos los que habéis formado parte de mi vida durante dos semanas...

¡GRACIAS!