Recogió la ropa lavada
anoche, la planchó, preparó el desayuno de sus tres hijos, bañó al pequeño, los
llevó en el coche al colegio, hizo la compra de vuelta, limpió la casa, arregló
un grifo, gestionó -maldiciendo- la cuenta corriente, planificó
los próximos gastos, tramitó el pago de recibos, puso la comida…
Era casi mediodía cuando ella salió hacia la oficina de desempleo leyendo su cartilla del paro: “Sin experiencia”.
Era casi mediodía cuando ella salió hacia la oficina de desempleo leyendo su cartilla del paro: “Sin experiencia”.