2/3/22

El retraso

Lo haría sin que nadie tuviera posibilidad de impedírselo. En cuanto apareciera ante él, se tiraría a las vías. 

Pero el tren se retrasaba. Cuando por los altavoces anunciaron que el servicio estaba interrumpido, pensó que aquel no era su día. A la mañana siguiente, al leer en el periódico que M.L.D., de veintinueve años, se lanzó ante el tren en la estación anterior a la suya, dejó de odiarla. 

109 #setentapalabras
© JM Jurado