6/12/14

Irremediable cadena


No pudieron evitarlo. De los te quiero transportados en el susurro pasaron a las miradas llenas de elocuencia. De los ojos clamorosos, a las bocas hambrientas de besos. De la humedad de los labios, a la suavidad de las pieles ardiendo bajo las ropas.

Entonces, susurros, elocuencia, clamor, humedad, suavidad y ardor se confundieron en la madrugada del banco del parque, mientras las estrellas y algún vecino insomne les observaban.

© JM Jurado